3.3.14

Prólogo


la cantidad aberrante de músculos que descansan sobre
las flores de cemento
que son manos mirando al sol en espera de alimento
los ruidos del día
las entradas de los bancos a veces aturden

los gritos del atardecer son razonables y profilácticos 
como una fina película de ruido que protege
del contacto con algún ruido en particular
que promueve la fricción infinita de los que huyen del contacto físico 
pero se amontonan en las filas del colectivo
que van a parar a sus casas repletas de mugre que traen del cemento
por dos pesos a por cinco la docena etcétera

Las cosas que limpian, ensucian.



Lo sorprendente de la idea fija es que siga fija aún. Que no se haya movido de ahí todavía, y que tan poco se haya intentado moverla, Aún cuando entre unos cuatro o cinco chicos malos la hicieron evidente, rentable y respetablemente kitsch, en ese orden.
Lo rentable suele devenir respetable, y si no deviene, alquila..
Y paga bien.



En este espacio lo suficientemente anónimo como para ser institución, pospongo mi humor negro que frota a veces la espalda de los que poseen buen gusto. No hay mayor violencia que la de frenar la violencia en nombre de la escuela estética.



Así comienzan a estudiar, y terminan por merecer una bala. 

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